jueves, 10 de diciembre de 2015

Charlie Parker, un revolucionario del jazz

   En la historia del jazz, Charlie Parker está considerado uno de los mejores intérpretes de saxofón alto, responsable de la improvisación más salvaje y un personaje clave en la revolución que sufrió este género musical a finales de los años cuarenta.

   Parker nació en 1920 en Kansas City (Estados Unidos). Comenzó en el mundo de la música tocando la tuba en la banda de música de la escuela secundaria, pero su madre le compró un saxofón alto, con el que el joven Parker empezó, de forma autodidacta, a imitar a los grandes saxofonistas que por entonces había en Kansas City, como Webster o Lester Young. A los 15 años ya era considerado un música profesional en el mundo del jazz.

   Junto con Thelonius Monk, Dizzy Gillespie, Bud Powell y otros, Parker ayudó a crear el bebop, un estilo de jazz que sucedió al swing en los años cuarenta y que está mucho más basado en la improvisación. el virtuosismo instrumental y el ritmo rápido.

   En 1939 Parker llegó a Nueva York por primera vez, dónde en un principio trabajaría como fregaplatos en un club de música. Al año siguiente realizó su primera grabación junto con Shay McShann, pero sería la asociación con el trompetista Dizzie Gillespie la que introduciría a Parker defintivamente en el circuito del mundo del jazz, con unos solos absolutamente innovadores para un público todavía acostumbrado a un estilo más convencional, como el representado por big bands como la de Glenn Miller, por ejemplo.



   A los 25 años Parker era ya el músico de jazz más admirado por sus colegas de profesión, en una etapa de gran creatividad musical, formando su propio quinteto, colaborando  con músicos como Miles Davis y dándo grandes conciertos tanto en América como en Europa. Pero sus adicciones a las drogas y al alcohol  empezaron a pasarle factura.

   En 1953 Parker dio un concierto memorable en el Massey Hall de Toronto (Canadá). Lo sorprendente de aquel concierto es que Parker llegó allí sin su saxofón, que había empeñado para costearse sus dosis de heroína. Lo único que le pudieron ofrecer en una tienda de instrumentos de Toronto fue un saxofón de plástico y con esto se presentó en el concierto, compitiendo en el escenario con Dizzie Gillespie a la trompeta y haciendo sonar aquel cacharro como si del mejor saxofón de metal se tratase. Fue un concierto memorable, tal y como reflejaron los artículos de la prensa especializada de la época.

   Después de aquello entró en un rápido declive que llevó a este genio a la muerte en 1955, a los 34 años de edad, dejando una huella imborrable en el mundo del jazz.   

      

jueves, 19 de noviembre de 2015

Cuidado y mantenimiento de la flauta travesera

   La flauta travesera también es un instrumento que necesita de una serie de cuidados especiales para los que no se necesita ser un técnico experto, pero si tener un mínimo de conocimientos al respecto. Por ejemplo, uno de los problemas que presenta este instrumento son las marcas que se producen en el metal y la pérdida de su revestimiento producto de la oxidación y la corrosión. Este tipo de problemas se deben a varios factores. Uno de ellos es el tipo de aleación con el que está fabricada la flauta y ahí no podemos hacer nada, pero hay otros factores, como la temperatura y la limpieza diaria, que si que están en nuestras manos.

   En cuanto a la temperatura hay que evitar especialmente la humedad y el frío, que no solo corroe el metal, sino que también daña las zapatillas. Por su parte el calor puede ser devastador, pues además de los perjuicios mencionados, puede afectar al correcto funcionamiento del mecanismo, por lo que no se debe dejar nunca el instrumento expuesto al sol durante mucho tiempo, ni tan siquiera si está dentro del estuche.



   La acidez del sudor en manos y dedos es uno de los grandes enemigos del metal de la flauta, ya que provoca un desgaste del mismo. Por eso es importante limpiar el exterior de la flauta con una gamuza cada vez que se acabe de tocar, eliminando así las marcas de los dedos. Por supuesto también se ha de limpiar el interior para secar la humedad que se condensa dentro del instrumento. Para ello se puede utilizar la varilla que viene con el instrumento, envolviéndola en un paño suave de algodón o de seda. Periódicamente se ha de limpiar el mecanismo con algún pequeño cepillo muy suave para evitar la acumulación de polvo en las llaves.

   Estos son solo consejos sencillos para un buen cuidado de su instrumento y para que dure el mayor tiempo posible en las mejores condiciones. 

lunes, 2 de noviembre de 2015

Limpieza del clarinete

   Para tener un instrumento musical en perfectas condiciones es necesario, en primer lugar, tratarlo bien. Algunos cuidados son esenciales para que el clarinete, que es el instrumento que hoy nos ocupa, tenga una vida larga y útil. A continuación mostraremos una serie de procedimientos referentes a la limpieza para que el clarinete esté en condiciones óptimas el máximo tiempo posible.

   En primer lugar, después de tocar, el interior del instrumento se debe secar. Para ello existen cepillos especiales de secado en las tiendas de accesorios para instrumentos musicales, pero en muchos casos los músicos se fabrican sus propios limpiadores, similares a los que ya citamos en el artículo dedicado a la limpieza del saxofón: un trozo de cuerda con un contrapeso en un extremo y atado en el otro a un paño suave, sin pelusa. Si el contrapeso es metálico, es aconsejable taparlo con cinta, para evitar rayar el instrumento por dentro. El procedimiento de limpieza es pasar por la campana el contrapeso dejándolo caer hasta que salga por el barrilete y tirar de él para que pase por todo el instrumento. Esta operación se debe realizar tantas veces como sea necesario hasta que quede seco. También deben secarse las espigas, que son las uniones dónde encajan las distintas partes del clarinete. Ese paño también se puede utilizar para secar la boquilla y la caña.



   El exterior del clarinete se debe limpiar regularmente con una gamuza o un paño suave. Es conveniente limpiar tanto el cuerpo como las llaves, siempre con mucho cuidado para no perjudicar el mecanismo. Esta limpieza evitara la suciedad en la madera y la oxidación de las llaves. 

   Una buena limpieza del instrumento siempre que se termine de tocar hará que este se conserve en buenas condiciones.

   

lunes, 19 de octubre de 2015

La limpieza del saxofón

   Cualquier instrumento necesita un mínimo mantenimiento para que su vida útil sea más duradera y para que conserve durante el máximo tiempo posible la calidad de su sonido. La limpieza de un instrumento es una parte esencial de ese mantenimiento, además de tratarse de una cuestión de higiene. En este artículo nos centraremos en el saxofón y daremos algunos consejos sobre como conservar limpio el instrumento.

   Para la limpieza exterior es conveniente utilizar una franela suave después de haber tocado, para eliminar los rastros de humedad o las marcas de los dedos, pues con el tiempo, si no se limpian, esas marcas acaban deteriorando el color del instrumento. En esta limpieza hay que tener siempre cuidado de no alterar el mecanismo del saxofón (llaves, tornillos, muelles y corchos). Señalar que existen también en el mercado líquidos limpiadores especiales para saxofones.



   Para la limpieza del interior existen cepillos adecuados para este fin que se venden en cualquier casa de música, aunque hay saxofonistas que prefieren usar un paño de secar con un cordón atado al mismo y que lleva un contrapeso en el extremo opuesto. Se introduce el extremo del cordón dónde está el contrapeso por la campana, se pone el saxofón hacia abajo y se deja caer el contrapeso hasta que sale por la parte del instrumento dónde se coloca el tudel, limpiando así todo el cuerpo interior. Se debe repetir varias veces y a ser posible con las llaves cerradas, para eliminar bien la humedad. El tudel también se debe limpiar utilizando el mismo método, pero con un cepillo o paño obviamente más pequeño.

   La boquilla del saxofón también se debe limpiar siempre después de su uso con un pequeño paño de algodón o con un cepillo cilíndrico. La boquilla también se puede lavar con agua, con jabón o incluso con un gel dental, secándola seguidamente para no dejar ningún rastro de humedad.

   Limpiar el saxofón después de tocar debe convertirse en una rutina, para que así se mantenga en buen uso y la práctica musical resulte siempre agradable.  

       

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Instrumentos musicales de museo

   En los pasados días llegaron hasta el taller dos instrumentos musicales extraordinarios por su antigüedad y su rareza. Uno de ellos es un clarinete de sistema Oehler, conocido comúnmente como clarinete alemán. Este tipo de clarinete es bastante extraño de ver en España, pues aquí se utiliza habitualmente el sistema francés (Boehm), que es el más extendido a nivel mundial. Sin embargo en Centroeuropa es bastante habitual ver en las orquestas clarinetes de sistema Oehler.



   El nombre se debe a su creador Oskar Oehler, que fue clarinetista en la Orquesta Filarmónica de Berlín. Aquel músico  diseñó este sistema de digitación a principios del siglo XX. Lo hizo como un perfeccionamiento de un sistema anterior conocido como sistema Albert, al que añadió nuevas llaves y cambió la localización de algunas, consiguiendo una mayor perfección sobre la afinación y la calidad tonal del instrumento.

   En la misma línea de conseguir una mayor calidad y pureza sonora estuvieron otros constructores alemanes como Schmidt, Koktan, Mollenhauer y, el que más nos interesa aquí, F. Arthur Uebel, ya que el clarinete que tenemos aquí pertenece a los diseñados por este último. Uebel fue alumno de Oehler y más tarde añadió sus propios detalles al sistema creado por su maestro. También perfeccionó clarinetes de sistema Boehm.

    El clarinete que ha pasado la revisión es de la marca F. Arthur Uebel (Markneukirchen), fue fabricado en la República Democrática Alemana en los años cincuenta y su propietario lo compró en Moscú en 1993.



   También trajo de Moscú entonces una flauta travesera del siglo XIX, instrumento que también ha pasado aquí su revisión. Se trata de una flauta de catorce llaves, conocida como flauta romántica, pues aparece en el período del Romanticismo artístico. La flauta esta hecha de madera, excepto la cabeza, que es de metal. Las primeras que llevaron esto último fueron fabricadas por Boehm en 1847. Es una flauta de las denominadas de pie en Si, es decir que la nota más grave es el Si, a diferencia de la mayoría cuya nota más grave es Do. Sin duda alguna, dada su antigüedad y belleza, se trata de una auténtica pieza de museo.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

El saxofón en la música clásica

   Aunque el saxofón suena a jazz y seguramente sin el jazz no hubiese llegado tan lejos, este instrumento es mucho más que solo jazz. Tengamos en cuenta que el saxofón fue inventado por Adolphe Sax hacia 1840, lo que sin duda influye mucho en la modernidad de su repertorio, tanto en su vertiente más popular y urbana, como el jazz, como en la más clásica y contemporánea. Lo que no hay duda es de la enorme versatilidad que ofrece este instrumento para todos estos estilos. 

   Existe bastante repertorio original, mucho de él contemporáneo, dentro de lo que podríamos llamar música clásica, además de los numerosos arreglos y adaptaciones de piezas que existen para saxofón. Así pues, el paso del tiempo a integrado a este instrumento en la música clásica, tanto en el género sinfónico como en el camerístico, aunque es cierto que no forma parte habitual de las plantillas de las orquestas tradicionales.

 
   Pero se puede disfrutar a través de algunos grandes compositores de la calidad del sonido, de la agilidad de sus melodías y ritmos, y de la perfecta simbiosis que el saxo tiene con todo tipo de timbres. Compositores que vieron en este instrumento un recurso más para expresar sus ideas y emociones a través de la música escrita para él como instrumento solista. Compositores como Ibert, con su "Concertino de cámara para saxofón alto y once instrumentos"; o Rahbari, con su "Improvisación japonesa para saxofón solo"; o Glazunov y su "Concierto para saxofón alto y orquesta de cuerda, opus 109". La obra que aparece en el vídeo que os dejo y que interpreta el saxofonista francés Clément Himbert junto a la Orquesta del Conservatorio de París, es "Scaramouche", una de las piezas más conocidas de Darius Milhaud. "Scaramouche" es el nombre de la suite para saxofón y orquesta que Milhaud escribió en 1917. Esta obra fue después adaptada para diferentes combinaciones, como por ejemplo saxofón y piano. Consta de tres movimientos, "Vivo", "Moderado" y "Brasileria", este último el más popular de todos ellos. Sin duda alguna se trata de una obra maestra para saxofón.

martes, 18 de agosto de 2015

El clarinete en el folclore de Europa oriental

   En la música tradicional de los países de Europa del Este, el clarinete se asocia a dos grupos étnicos muy definidos: los gitanos (o zíngaros) y los judíos klezmorim. Este último concepto hace referencia a los músicos o agrupaciones musicales que interpretan el estilo klezmer, un género de música propio de los judíos askenazís de aquella parte de Europa.

   Parece que las bandas de músicos zíngaros de Hungría y Rumanía comenzaron a incorporar el clarinete ya a finales del siglo XVIII, influenciados por la instrumentación que tenían los llamados conjuntos de serenata de Viena. Recordemos que Hungría formaba parte entonces del Imperio Austro-Húngaro. A mediados del siglo XIX ya se utilizaba en todas las bandas de este tipo, tanto en ciudades como en el mundo rural.

   Una expansión similar del clarinete se dio entre los klezmorim. Aunque el instrumento por excelencia que se asocia a estos músicos es el violín, existen documentos de en torno a 1800 que mencionan a clarinetistas en bandas del género klezmer.

   En Bulgaria el clarinete se incorporó a la llamada "svatbarska muzika" (música de boda), un estilo para celebraciones que tiene sus raíces en la música popular búlgara, con fuertes influencias turcas. Ahí el clarinete desempeña el papel principal y el clarinetista requiere de un alto nivel de virtuosismo. En las últimas décadas a destacado en ese sentido el músico Ivo Papazov.



   Los gitanos llevaron el clarinete durante el siglo XIX hacia Albania y Grecia, y desde allí a Turquía. Como curiosidad hay que decir que en Atenas el clarinete estuvo prohibido hasta 1925, pues se consideraba un instrumento "bárbaro", pero paulatinamente se fue popularizando en los restaurantes y a través de la música que sonaba en los gramófonos.

   En Rusia la huella de la música tradicional zíngara es también profunda. Es por eso que algunos de los grandes compositores rusos clásicos como Chaikovski o Glazunov se inspiraron en canciones y danzas gitanas para componer algunas de sus obras. El clarinete, por supuesto, desempeña un papel fundamental en el folclore de aquel país, con figuras relevantes como el clarinetista Ernö Kallay Kiss.

   Por último cabe señalar que la música étnica de estos países tiene mucho de improvisación. Los clarinetistas construyen sus improvisaciones mediante adornos sobre el patrón melódico, ornamentos de virtuosismo, adornos de expresión (como los glissandos) y adiciones a la melodía llamadas melismas.  

miércoles, 15 de julio de 2015

Saxofón Beaugnier

   Beaugnier fue un luthier que tenía su taller enfrente de la prestigiosa casa Selmer, en la población de Mantes-la-Ville, cerca de París. Estuvo en activo desde antes de la II Guerra Mundial hasta los años 60. En un momento dado decidió lanzarse a fabricar sus propios saxofones. Por supuesto no podía competir con las grandes marcas, pero al parecer los saxofones que Beaugnier fabricaba eran de excelente calidad, así que salieron al mercado a través de marcas conocidas como Leblanc, Noblet y Vito (Vito Bascucci era el hombre de Leblanc en Estados Unidos). Existen muy pocos en el mundo que lleven grabada la firma de Beaugnier en la campana. No se conoce mucho más de la historia de aquel luthier francés, pero lo cierto es que los saxofones que fabricó tienen hoy un gran valor por la singularidad del caso.


   Este saxofón tenor Beaugnier llegó al taller para un ajuste general. Debe tener como mínimo 50 años, pues los últimos parece ser que fueron fabricados en 1965. Estos saxofones tienen una construcción excelente y una digitación muy amable, además de un sonido de gran calidad. En definitiva, una auténtica joya histórica.

jueves, 2 de julio de 2015

Tipos de zapatillas para clarinete

   Después del articulo dedicado a las zapatillas para saxofón, hoy trataremos de este elemento en lo referente al clarinete. En el caso de este instrumento, a diferencia del saxofón, hay oídos que se tapan directamente con los dedos, pero otros se tapan accionando llaves de metal, que como es lógico necesitan de zapatillas para que hagan un cierre hermético con la madera. En el caso del clarinete también es importante el tipo de material con el que estén fabricadas las zapatillas, tanto para la duración de su vida útil como para el tipo de sonido que queramos conseguir. Podemos distinguir cinco tipos de zapatillas diferentes:

   -Zapatillas de tripa: Son sin duda las más convencionales y las que aportan un sonido más natural, así como una digitación más fácil, pero tienen el inconveniente de que han de ser sustituidas con mayor periodicidad debido a que se degradan mucho por la humedad y al desgaste o la rotura de las membranas, que se traduce en fugas de aire.

   -Zapatillas sintéticas: entre estas destacan especialmente las llamadas Valentino, que han supuesto una revolución en el enzapatillado, ya que son las que mejor resisten la humedad y por lo tanto las de más larga duración. Poseen un gran hermetismo y no producen ruidos molestos a la hora de digitar. En su contra está que proporcionan un sonido muy directo y menos natural.

   -Zapatillas de piel: Las hay de piel de canguro, de cordero, con resonador o sin él, de diferentes colores... Si se elige un juego de buena calidad y se cuidan bien, se trata de un tipo de material que puede ser bastante duradero. A diferencia de las sintéticas, las zapatillas de piel producen un sonido oscuro e incluso hasta cierto punto apagado. En su contra está que se endurecen con rapidez, produciendo en la digitación ruidos molestos.

   -Zapatillas de goretex: Tienen un buen hermetismo y una durabilidad alta. Proporcionan un sonido rico en matices, pero al igual que ocurre con las de piel, se endurecen con rapidez y eso provoca ruidos al digitar, aunque no pierden su efectividad. También hay que tener en cuenta su elevado precio (Buffet las instala solo en gamas altas).

   -Zapatillas de corcho: Este material se utiliza en algunos clarinetes en la llave 12 (conocida como llave de la octava o del cambio de registro), debido a su gran resistencia a la humedad. Sin embargo no es aconsejable en el resto de llaves, que tienen gran juego, ya que se trata de un material poco elástico.



   En cuanto a la morfología de las zapatillas hay dos tipos: el sistema francés, donde la parte que se inserta en la cazoleta es más estrecha que la parte que tapa el oído; y el sistema de corte recto, que como indica su propio nombre tiene el mismo diámetro tanto en la base como en la parte superior. Este último sistema es muy utilizado en las zapatillas sintéticas.

   En los últimos años también han aparecido zapatillas con resonador metálico, de plástico o de nylon, que mantiene tersa la capa que recubre la zapatilla, evitando vibraciones. 

   Por último, también encontramos diferencias en cuanto al color. Si bien tradicionalmente las zapatillas de clarinete han sido de color blanco, hoy en día encontramos también negras o marrones, especialmente entre las de goretex, las sintéticas o las de piel.

     

miércoles, 17 de junio de 2015

Tipos de zapatillas para saxofón

   Este artículo, que será seguido por otro dedicado a las zapatillas del clarinete, estará centrado en los diferentes tipos de zapatillas para saxofón que existen, tanto por su forma como por los materiales que las componen. La zapatilla es un elemento básico de este tipo de instrumentos, pues su función es la de cerrar los oídos impidiendo que el aire escape. Por eso es muy importante que se encuentren en buen estado si queremos que el saxofón suene como es debido. Incluso se acepta generalmente que según el tipo de zapatillas que tenga nuestro saxofón, el sonido variará, pudiendo tener un matiz más brillante, más  oscuro, más directo o más dulce, en función del enzapatillado que hayamos escogido. 

   En primer lugar tendremos en cuenta que una zapatilla de saxofón consta de cuatro partes: un trozo de cartón redondeado, situado en la parte posterior y que le da firmeza al conjunto; una almohadilla de fieltro para darle espesor y mayor o menos suavidad; un trozo de piel forrando la almohadilla (a la que protege de la humedad) situado en la parte exterior; y por último un resonador metálico o de plástico en el centro, sobre la capa de piel.

   Las zapatillas son siempre circulares y de diferentes tamaños. Obviamente la parte exterior de la zapatilla es la más susceptible de sufrir deterioros que causen problemas a la hora de tocar el instrumento. Así pues, nos encontramos con distintos tipos según el material que recubre la almohadilla. La clasificación en este sentido es la siguiente:

   -Piel de vaca: son las más utilizadas, tienen un color bronceado, producen un sonido muy puro y       repelen bien la humedad.

   -Piel de cabra ,de oveja o de cordero: Las tres tienen unas características muy similares. A pesar de su buena calidad, son poco utilizadas en el saxofón debido a que la suavidad de su textura no las         hace muy aconsejables para los oídos metálicos del saxofón. Es más utilizada en los clarinetes.

   -Piel de canguro: Estas son muy demandadas desde hace unos años, ya que es un tipo de piel ligera y muy resistente. Aunque no repelen la humedad tanto como las de vaca, su dureza hace que a la         hora de sellar los oídos se necesite menos presión sobre las llaves.

   -De origen metálico: Su superficie se encuentra recubierta por una fina capa de oro o plata, por lo   que no absorven la humedad y además son suaves y muy silenciosas, siendo zapatillas de larga           duración.



   Pasaremos ahora a la clasificación del otro elemento exterior que conforma la zapatilla: el resonador. Suele estar en las zapatillas de mayor tamaño y su función es la de sujetar la piel para que se mantenga tersa y así evitar que se produzcan vibraciones Aquí también nos encontramos distintos tipos atendiendo a dos variantes: material y forma.

   Por el material encontramos dos tipos:

  -Resonador metálico: es el preferido por los profesionales, pues se piensa que al ser del mismo material que el tubo, la reflexión del sonido será más homogénea, aunque en esto no hay consenso y hay quien defiende que su influencia en el sonido no es decisiva. Lo que si que parece claro es que producen un sonido más brillante, al menos los de latón. Los de oro, a esa cualidad añaden la de la calidez del sonido, mientras que los de plata producen un sonido más oscurecido. 

   -Resonador de plástico: se han considerado tradicionalmente como de menor calidad, aunque tampoco en esto hay consenso. Proporcionan un sonido más oscuro que el resonador metálico y además tienen la ventaja de no oxidarse.



   Finalmente, por la forma del resonador tenemos algunas variantes. Los resonadores de plástico son todos convexos y sin remache, generalmente marrones (también los hay negros). Los metálicos tienen muchas variantes: convexos sin remache, convexos con remache, planos con remache y estrellados, Estos últimos son la novedad y cada vez están más cotizados, pues proyectan el sonido en múltiples direcciones y con distintos brillos según el material empleado: latón, aluminio, oro, plata o cobre).     

viernes, 29 de mayo de 2015

Los hermanos pequeños del clarinete y la flauta

   En este blog ya existe una entrada sobre el hermano pequeño de la familia de los saxofones: el saxofón soprano (aunque existe uno todavía más pequeño, el sopranino, pero es muy poco utilizado). Hoy hablaremos sobre dos instrumentos que han pasado en los últimos días por el taller y que, en este caso, son los hermanos menores de la flauta y del clarinete. Me refiero al flautín y al clarinete requinto, respectivamente.

   

      Este clarinete requinto pasó por aquí para el cambio de 4 o 5 zapatillas. Este clarinete tiene, al igual que sucede con el saxofón soprano, un hermano todavía más pequeño: el clarinete sopranino, Pero este último apenas es utilizado. Así que exceptuando al sopranino, el clarinete requinto es el más pequeño de la familia de los clarinetes y por lo tanto el que tiene un sonido más agudo y estridente de todos ellos. Se encuentra afinado en Mi bemol y por lo tanto una cuarta por encima del clarinete soprano en Si bemol. Es un instrumento transpositor, es decir, su sonido real es diferente al escrito debido a su registro tan agudo. El requinto ha sido rara vez utilizado en las orquestas sinfónicas, pero si que suele estar presente en las bandas de música. También tiene gran importancia en el folclore de Cantabria, donde es conocido como "pitu montañés".

   En el caso del flautín si que estamos ante el más pequeño de los instrumentos de la familia de las flautas. Pero no solo de las flautas; en realidad estamos prácticamente ante el instrumento más pequeño de la gran familia de todos los instrumentos de viento. El flautín suele estar afinado en la tonalidad de Do y una octava más alto que la flauta travesera. Al igual que el requinto se trata de un instrumento transpositor (las notas se escriben una octava más baja que su sonido real). Físicamente es similar a la flauta travesera, pero encontramos modelos de tres tipos: todo de madera, todo de metal o con cuerpo de madera y cabeza de metal (como es el caso del instrumento que está en el taller). Su sonido es brillante y a veces estridente. En algunas composiciones orquestales el flautín sobresale sobre toda una sección de metales, realizando el contrapunto.


   Aquí vemos el flautín que había que reparar, ya que necesitaba unos ajustes que, para un instrumento tan pequeño, requieren de una precisión milimétrica. Se encuentra junto a una hermana mayor, que también necesitaba de ajustes, y que además es un poco más alargada que la mayoría de las flautas traveseras comunes, pues es de las llamadas de pie en Si, que quiere decir que en el pie de la flauta tiene cuatro llaves, lo que le hace alcanzar en el registro grave la nota Si, frente a la mayoría que suelen llegar hasta el Do.

jueves, 7 de mayo de 2015

Las cañas del instrumento

   La caña es un accesorio imprescindible en la mayoría de los instrumentos de viento madera (exceptuando la flauta). Las hay simples, como la del clarinete y el saxofón, y dobles, como las usadas por el oboe, el fagot y el corno inglés. A principios del siglo XX los músicos se fabricaban sus propias cañas, lo cual era un trabajo muy laborioso. Con la aparición de la fabricación masiva desapareció esta preocupación, aunque todavía hay músicos que tienen el gusto de fabricarse sus propias cañas. Hoy en día también están en el mercado cañas fabricadas con materiales sintéticos, que son muy duraderas, pero que también producen un sonido más áspero. Son ideales para tocar en la calle con bandas o charangas.



   Centrándonos en la caña tradicional, el fabricante se preocupa por su producto desde la siembra de la caña, pasando después por el control de plagas, el corte, el almacenamiento y la propia fabricación. El músico, por su parte, debe tener en cuenta que clase de sonido desea a la hora de elegir la caña y también su grado de experiencia. Generalmente los fabricantes dividen las cañas del 1 al 5, siendo el 1 la clase de caña más suave y el 5 la más fuerte. Para el principiante está bien elegir entre 2, 2 y medio o 3, pero hay que tener en cuenta que la suavidad o dureza de las cañas no siempre se corresponden entre las diferentes marcas.  

   Hay que tener claro que con una caña suave nos será más fácil emitir el sonido, pero este también será más fácil que sufra variaciones de tono y costará más emitir las notas agudas. El uso prolongado de una caña también la va reblandeciendo. Los instrumentistas experimentados a veces cortan el borde de la caña con un cortacañas para que el sonido recupere plenitud. 

   Con una caña dura la emisión es más costosa y las notas graves son más difíciles de tocar con suavidad, pero el sonido es más lleno y el registro agudo es más fácil de alcanzar. En este caso también los músicos más veteranos a veces raspan la caña cuando desean un sonido más blando.

   En cualquier caso la marca y el tipo de caña que elijamos no nos garantiza que nos vaya a servir. A veces hay que probar varias hasta dar con la adecuada. Las que tengan alguna rotura u otro desperfecto se pueden deshechar. Aquellas que estén verdes se pueden guardar porque es posible que al cabo de meses funcionen. Lo importante es tener siempre cañas en condiciones por si se necesita cambiar la que estamos usando. Una buena caña es fundamental para conseguir sacar el mejor sonido al instrumento.   

     

miércoles, 22 de abril de 2015

El clarinete bajo

   Es el segundo en tamaño de la familia del clarinete, tras el clarinete contrabajo. Fue desarrollado a finales del siglo XVIII y ya en 1836 el compositor Meyerbeer lo introdujo en su ópera "Los Hugonotes". Desde entonces muchos compositores lo empezaron a incluir en sus obras, especialmente Wagner y Verdi. También desde aquella época se extendió su uso en bandas de música. Junto a otros instrumentos bajos suele proporcionar la base musical del conjunto, aunque en numerosas composiciones también aparecen solos de clarinete bajo.

   Este instrumento está en el mismo tono que el clarinete soprano, es decir en Si bemol, pero suena una octava más bajo. Este instrumento en concreto desciende hasta el Mi bemol grave, pero otros modelos llegan al Do grave. Su sonido es poderoso pero al mismo tiempo suave y profundo, por lo que a veces se ha definido como "terciopelo oscuro". Por esa cualidad el clarinete bajo ha sido y es muy utilizado en la música de cine, especialmente en aquellas escenas en que se quiere aumentar la emoción o el suspense.



    El clarinete bajo suele requerir de ajustes con cierta frecuencia, pues su mecanismo es delicado y se desajusta con cierta facilidad. En este caso llegó al taller un Yamaha que no sonaba, porque además de presentar un problema de desajuste notable, tenía de tal manera dobladas las llaves del Mi y del Fa graves que era imposible tocar esas notas, ya que las zapatillas no cerraban. Una vez corregidas esas llaves y ajustado todo el mecanismo el instrumento volvió a su ser original. En cualquier caso en este tipo de instrumentos las operaciones de montaje y desmontaje suelen ser causa de estos problemas, por lo que siempre es recomendable que se realicen con el máximo cuidado a fin de evitar males como el que tenía este clarinete bajo.

miércoles, 1 de abril de 2015

Clarinet Fest 2015 en Madrid

Clarinet Fest es el encuentro global más importante que se celebra sobre el mundo del clarinete, con conciertos, charlas, stands, nuevos materiales, etc. Este año le ha tocado a Madrid el honor de acoger esta cita ineludible para el clarinetista (el año pasado fue en Baton Rouge, Estados Unidos). Este congreso lo organiza la Asociación para el estudio y el desarrollo del clarinete (ADEC) en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y tendrá lugar del 22 al 26 de Julio, en el centro cultural Conde Duque. El festival se centrará en la figura de Antonio Romero, una de las figuras más importantes del clarinete en el siglo XIX. 

Para más información os dejo este enlace de ADEC:

http://adec-clarinete.com/index.php


miércoles, 18 de marzo de 2015

Saxofón calibrado

   En Madrid abundan los saxofonistas rumanos: los ves tocando en cualquier calle del centro, en el metro o en el Parque del Retiro, solos o en conjunto. Muchos se reunen en grandes grupos para tocar en la calle o en la casa de alguno de ellos. Rumanía, la zona de los Balcanes en general, es una tierra de gentes muy musicales.

   Hace pocos días llegó uno de estos músicos con su saxofón alto, un Yamaha Yas-62. Quería que disminuyese la distancia que hay entre las zapatillas y las chimeneas, ya que notaba una desafinación que no podía corregir con la embocadura ni desplazando la boquilla por el corcho del tudel. Le dije que en realidad no existe una distancia de abertura estándar (es frecuente que cambie de un modelo a otro) y que variarla podía influir mucho en la afinación del instrumento, pero realmente se veía a simple vista que esa abertura era desproporcionada. Aquí se puede observar la diferencia de abertura entre el Fa (todavía sin calibrar) y el Mi y el Re (ya calibrados):


   Como existen tablas sobre las distancias adecuadas para cada modelo de saxofón, generalmente en inglés, se pudo comprobar que verdaderamente este saxofón excedía en unos milímetros la abertura propia del modelo Yamaha Yas-62 en las llaves principales del instrumento. El motivo es desconocido, pero así era. De modo que todas fueron comprobadas una por una y calibradas en su justa medida.


      La abertura debe ser la adecuada. Si la distancia es excesiva desafinará; si es muy corta no solo desafinará, sino que el sonido saldrá apagado, sin alma. Una vez calibrado, ajustado y comprobado el perfecto cierre de todas las zapatillas, el saxofón quedó listo para sonar sin problemas de afinación provocados por cuestiones mecánicas.   

lunes, 23 de febrero de 2015

Instrumentos poco usuales

   A veces entran al taller instrumentos con unas características poco habituales. Este es el caso de un saxofón alto Amati Kraslice que pasó hace poco por aquí para una revisión y que me pareció muy llamativo por su color negro del cuerpo en contraste con el dorado de sus llaves. Estamos habituados a los saxofones dorados o plateados, que son la inmensa mayoría, pero desde hace años han ido apareciendo cada vez más saxofones de diversos colores (negros, azules, rojos, verdes, etc.), aunque siguen siendo una selecta minoría. Desde luego es una simple cuestión de gustos, ya que el color no influye en absoluto en el sonido del instrumento.

    Más llamativo si cabe me pareció la llegada de un clarinete alto, un instrumento bastante raro de ver en nuestro país. Según me decía su dueño es más habitual en Estados Unidos, pero aquí tiene muy poca presencia. Este clarinete se encuentra, por su tamaño, a medio camino entre el clarinete soprano y el clarinete bajo. Por su forma recuerda a este último y una de las cosas que precisamente requería era la soldadura de una pica a la campana, como tienen los clarinetes bajos, para poder apoyarlo en el suelo mientras se toca. Es un instrumento de notas graves resonantes, mientras que el registro agudo no presenta tanta dificultad a la hora de sonar como en el clarinete bajo. Esta afinado en Mi bemol y en el registro grave alcanza esa nota.

lunes, 26 de enero de 2015

Saxofón vintage

   Recientemente pasó por el taller un saxofón fabricado hace unos 50 años. Se trata de un Selmer Bundy II, de los que se fabricaron en los años 60 como saxofones de estudio en Estados Unidos, bajo licencia de Selmer París. Este saxofón llegó en unas condiciones lamentables, debió de ser muy maltratado en su día y eso se nota en su apariencia: perdida de brillo, partes decoloradas, numerosas soldaduras, etc. El mecanismo presentaba un gran desajuste, faltando muchos corchos de apoyo y fieltros. Y las zapatillas, naturalmente, estaban completamente envejecidas.


   Los instrumentos, cuando presentan una apariencia en concordancia con su edad, tienen cierto encanto y a muchos músicos les resulta agradable presentarlos así. Pero lógicamente lo más importante es que el instrumento suene, a pesar de los años. Esto es lo que había que hacer con este saxofón y para ello se le hizo un enzapatillado nuevo completo, se limpió y engrasó, se le cambiaron corchos y fieltros, y se ajustó y niveló todo el mecanismo.




 
   Días después este viejo saxofón ya estaba listo para sonar de nuevo durante muchos años más y aunque este modelo siempre se ha considerado de gama baja, lo cierto es que hay que decir que el sonido de este saxofón en particular es excelente.

miércoles, 14 de enero de 2015

La flauta travesera

   A pesar de que la especialidad de El Brujo son los clarinetes y saxofones, también la flauta pasa de vez en cuando por este taller. Hay que tener en cuenta que el sistema de llaves actual de la flauta travesera practicamente no ha sufrido variaciones desde su creación, allá por la primera mitad del siglo XIX, cuando lo inventó el alemán Theobald Böehm. Los saxofones y clarinetes también tienen un sistema de llaves equivalente que es bastante similar al de la flauta.

   En este caso concreto se trataba de una revisión de una flauta Yamaha. Con el tiempo es lógico que se produzcan desajustes en el mecanismo. El simple hecho de montar y desmontar el instrumento acaba provocando estos desajustes que la mayoría de las veces se corrigen mediante el sistema de tornillos graduadores que posee la flauta o con la reposición de corchos y fieltros de apoyo. También se aprovecha la revisión para limpiarla, lubricar los ejes y todas aquellas tareas que sean necesarias para que quede de nuevo en condiciones óptimas.


   Otra cosa distinta es cuando hablamos de golpes. La semana pasada llegó al taller un instrumento de este tipo con un golpe casi imperceptible en la cabeza de la flauta, justo donde se acopla al cuerpo, de tal manera que no había forma de ensamblar ambos.


   Cuando a alguien se le presente algo así, debe ser muy cuidadoso y nunca intentar forzar la unión por si mismo, porque puede acabar estropeando el instrumento definitivamente. En el taller tenemos los medios necesarios para resolver estos desperfectos y que la flauta vuelva a su estado normal, como si no le hubiese pasado nada.


 

miércoles, 7 de enero de 2015

Enzapatillado del clarinete

   Al cabo de 4 años el clarinete necesita de una sustitución integral de sus zapatillas. Lógicamente esto puede depender de la frecuencia con la que el músico toque, pero generalmente suele ser ese período, ya que el propio paso del tiempo hace mella en el material que conforma la zapatilla y esto acaba afectando a la calidad sonora. Es el caso de las zapatillas que aparecen en la imagen, pertenecientes a un clarinete Yamaha 450N.

  

   Este clarinete tenía 4 o 5 años y nunca había tenido una revisión, por lo que necesitaba ya de una reparación general. La sustitución de zapatillas es sin duda el trabajo más completo que se le realiza a un instrumento de este tipo. Es aprovechado también para sustituir todos aquellos otros materiales que estén deteriorados (corchos, fieltros, muelles, etc.), así como para su limpieza, eliminación de ruidos innecesarios y ajuste final. Es el caso de la siguiente imagen, donde las zapatillas viejas ya han sido quitadas de las cazoletas y podéis observar también dos corchos de las espigas del mismo instrumento que acaban de ser sustituidos. El hilo que los envuelve es una vieja técnica que uso por costumbre para reforzar la unión del corcho y la madera, aunque con los pegamentos actuales o con el corcho sintético practicamente ya no es necesaria. En este caso el corcho utilizado es natural, ya que el resto de corchos de las espigas de este instrumento eran también de ese material y se encontraban todavía en buen estado.

 
   Un trabajo de este tipo deja el clarinete como nuevo para varios años más, con un perfecto sellado de sus zapatillas que garantizan el máximo rendimiento del instrumento a la hora de sacarle la mejor calidad a su sonido.