viernes, 27 de septiembre de 2019

La llave de la octava en el saxofón

   La mecánica para el funcionamiento de la llave de la octava realmente no es tan complicada como parece, aunque cuanto más antiguo sea el instrumento más complejo será este mecanismo. Algunos diseños de esta llave en saxofones antiguos rozan lo surrealista a simple vista, pero si se comprenden los principios operativos de su funcionamiento se verá que no lo son tanto.

   En este artículo nos centraremos en el funcionamiento del mecanismo más común en los saxofones modernos y para eso empezaremos por mencionar las cuatro partes principales de las que consta, que son la pieza del pulgar con la que presionamos; la llave de octava del cuerpo, que se abre entre las notas Re y Sol; la llave del tudel para las notas La y superiores; y por último el brazo giratorio. Este último es el más interesante, pues se subdivide a su vez en tres partes unidas por un tornillo pasador y por tres pasadores exteriores de forma redondeada. La parte central conecta a la llave del cuerpo, la llave superior a la del tudel y la inferior a la llave del pulgar.

   Se trata de un mecanismo elegante a la vez que simple, pero que presenta sus problemas, generalmente derivados del desgaste. También requiere un cierto grado de precisión para funcionar correctamente, razón por la cual algunos mecanismos giratorios mal fabricados pueden ser muy problemáticos.

   Cuanto toquemos cualquier nota por encima del Sol agudo podremos observar que al descansar el pie de la llave Sol sobre la cazoleta de la llave de octava del cuerpo, esta no se abre, por lo que la fuerza se transmite a través del brazo giratorio hasta el extremo del mismo y eleva la llave del tudel. Veremos también que en su funcionamiento siempre hay una pequeña cantidad de juego libre, ya que si no fuese así el sistema funcionaría de manera lenta.



   Al presionar la pieza táctil y la llaves de Re a Sol, se elevará el pie de esta última que presiona la llave de octava del cuerpo, liberándola y provocando a su vez que se eleve. En este caso la fuerza que ejercemos no llega a la parte superior del mecanismo giratorio, transmitiéndose solo hasta la parte central del mismo.

   En realidad este sistema se basa en un simple equilibrio de poder. Cuando aplicamos la presión hacia abajo en el extremo del brazo giratorio, la fuerza busca el camino de menor resistencia. Si el pie de la llave Sol (debido a la presión que ejerce el muelle que acciona esta llave) presiona la llave de octava del cuerpo, la fuerza de la pieza táctil toma la ruta más fácil a través de la pieza giratoria hasta llegar a la llave del tudel. En el momento en que presionemos la llave Sol liberaremos la llave de octava del cuerpo y esta se elevará con facilidad al fluir la fuerza hacia la parte central, cerrándose al mismo tiempo la llave del tudel.

   Por último señalar la importancia de que la tensión de los muelles de la llave del tudel y de la llave Sol esté bien equilibrada, pues de lo contrario se puede provocar que ambas o una de las dos llaves de la octava no abran lo suficiente.