lunes, 6 de noviembre de 2023

Origen de las bandas de música

   Las bandas de música, entendidas como agrupaciones de músicos que tocan instrumentos de viento y de percusión, son casi tan antiguas como la propia música. En las antiguas civilizaciones (Egipto, Mesopotamia, China, etc.) surgieron las primeras bandas asociadas a los ejércitos. El episodio bíblico de la conquista de Jericó, pese a su más que dudosa veracidad histórica, podría servirnos de ejemplo. Las murallas de la ciudad asediada se derrumban cuando al séptimo día los sacerdotes del Arca de la Alianza hacen sonar sus trompetas de cuerno de cordero.

   Los antiguos romanos fueron quienes nos dejaron más documentación sobre las bandas de música. Gracias a esos documentos se sabe que aquellas bandas contaban con una reducida cantidad de músicos y con una escasa variedad de instrumentos. Sus instrumentos principales eran de tres tipos: la tuba (que no era como la actual, sino que consistía en una trompeta de tubo recto), la corneta y la bocina. Iniciaban las batallas haciendo sonar sus instrumentos.

   Cada instrumento tenía también su propia función. La tuba llamaba a los soldados al combate o a la retirada; el toque de corneta servía para hacer indicaciones a los portadores de los estandartes, mientras que en época imperial la bocina quedo reservada para anunciar la presencia del emperador o la ejecución de la pena capital para un legionario.

   En la época medieval aquellas primitivas bandas de música se diversificaron según su finalidad y se agregaron nuevos instrumentos (flautas, sacabuches, clarines, gaitas, chirimías…). Aunque la Iglesia solo aceptaba en sus ceremonias la música cantada y se resistió durante mucho tiempo a aceptar los instrumentos de viento (que consideraba asociados a los elementos más inmorales de la sociedad), poco a poco fue contratando los servicios de bandas de música para procesiones e incluso para coronaciones papales.

                                                                   


   Con el desarrollo de las ciudades a partir del siglo XII y el establecimiento en ellas de los juglares (hasta entonces itinerantes por las cortes y aldeas) fueron surgiendo lo que podríamos llamar bandas de música de carácter cívico, dedicadas a tocar en eventos que iban desde bailes o fiestas populares hasta desfiles de prisioneros o de prostitutas a quienes iban azotando por las calles. Florencia tenía una banda de música que era pagada regularmente y a cuyos músicos ya se les exigía tener uniformes tanto de verano como de invierno.

   La función militar de las bandas de música siguió presente y en esa época los europeos quedaron fascinados con los instrumentos y los sonidos exóticos de las bandas de música sarracenas que descubrieron tanto en las Cruzadas como en la Reconquista. Especial atención les causaron los instrumentos de percusión tales como tambores, timbales, bombos y triángulos, que pronto fueron incorporados a las bandas de toda Europa.

   El Renacimiento -con el auge de la polifonía, los primeros métodos de enseñanza para tocar instrumentos y  la música escrita con fines instrumentales por compositores-  supondrá una revolución en el terreno musical que afectará a las bandas de música de manera crucial. Pero esto ya forma parte de otra etapa que sobrepasa el objeto de este artículo.