viernes, 26 de enero de 2018

El clarinete no suena igual en todos los países

   El título de esta entrada puede llevar a equívocos. Por supuesto que un clarinetista puede hacer sonar su instrumento con el mismo timbre aquí que en Egipto, pero lo cierto es que existen diferentes ideas sobre como debe sonar un clarinete según el lugar en el que hayas nacido. No trataremos sobre las diferencias de estilos en el clarinete, por ejemplo entre el jazz y el clásico, sino sobre las diferencias culturales a la hora de entender que tipo de sonido debe tener este instrumento. Algo que, por otra parte, no es exclusivo del clarinete, sino que ocurre prácticamente con todos los instrumentos musicales y también con el canto de la voz humana.

   La descripción más antigua del sonido del clarinete data de 1740 y nos dice que "el tono del clarinete es bastante similar al de una trompeta distante". Es posible que esa impresión fuese correcta en aquella época, pero hoy en día el clarinete tiene un sonido muy característico y distintivo que se distingue claramente de cualquier otro instrumento musical.

   Sin embargo podemos encontrar diferentes ideas de como debe sonar un clarinete según el trasfondo cultural de las personas. Por ejemplo, la distancia entre Algeciras y Tánger no es solo una frontera entre dos países; también lo es en la forma de tocar los instrumentos musicales y en la forma de entender como deben de sonar. Diferentes culturas han traído diferentes formas de cantar y tocar instrumentos. Alguien que ha crecido escuchando el sonido de clarinete que se utiliza en la música turca o en el estilo klezmer (género musical de los judíos de Europa Oriental) es posible que piense que los demás estilos son raros y les falta alma.

   Aunque hay muchas variantes culturales en lo referente al sonido del clarinete, nos centraremos en tres que podemos considerar bastante representativas: el estilo alemán, el oriental y el intermedio entre los dos extremos anteriores.



   En el estilo alemán se suelen utilizar cañas duras y la abertura de la boquilla es pequeña. Nunca se usa el vibrato y la articulación es bastante aguda: la lengua golpea en la caña o lengüeta como si estuvieses pronunciando la letra "t" en vez de la "h", que sería a través de los pulmones. Al utilizar cañas duras y por lo tanto poco flexibles, los diferentes registros suenan bastante diferentes. El sonido del clarinete alemán en su registro grave es amenazador y misterioso, en el registro medio es bastante claro, mientras que en el agudo es brillante y penetrante. Es el sonido que tanto admiraron compositores clásicos como Mozart, Beethoven, Weber, Wagner o Brahms.

   En el estilo oriental el sonido del clarinete intenta emular el canto de la voz humana: la emoción lo es todo. En consecuencia, el sonido tiene un amplio espectro de sobretonos y se usan el vibrato y el glissando con profusión. El clarinetista elige entre una amplia gama de articulaciones desde el staccato al legato, pasando por diferentes facetas intermedias. Aquí el sonido del clarinete es como el de una persona que ríe o llora. Es un estilo menos noble que el alemán pero mucho más emotivo, con alma, tanto para el artista como para el público. Es un sonido propio del folklore de pueblos como los árabes, turcos, gitanos, judíos, rusos y balcánicos.

   Finalmente tenemos un punto intermedio entre estos dos extremos que al mismo tiempo abarca un campo de estilos diferentes, en el que encontramos desde el sonido vivo y agudo de  los interpretes de los países latinos mediterráneos (España, Italia, Francia) hasta el sonido equilibrado y con un moderado vibrato de británicos y norteamericanos.

   El terreno de la influencia de las variantes culturales en el sonido del clarinete es muy interesante, pero en todo caso lo más fácil es escuchar a clarinetistas de diferentes países y culturas para hacerse cada uno su propia idea.