jueves, 7 de mayo de 2015

Las cañas del instrumento

   La caña es un accesorio imprescindible en la mayoría de los instrumentos de viento madera (exceptuando la flauta). Las hay simples, como la del clarinete y el saxofón, y dobles, como las usadas por el oboe, el fagot y el corno inglés. A principios del siglo XX los músicos se fabricaban sus propias cañas, lo cual era un trabajo muy laborioso. Con la aparición de la fabricación masiva desapareció esta preocupación, aunque todavía hay músicos que tienen el gusto de fabricarse sus propias cañas. Hoy en día también están en el mercado cañas fabricadas con materiales sintéticos, que son muy duraderas, pero que también producen un sonido más áspero. Son ideales para tocar en la calle con bandas o charangas.



   Centrándonos en la caña tradicional, el fabricante se preocupa por su producto desde la siembra de la caña, pasando después por el control de plagas, el corte, el almacenamiento y la propia fabricación. El músico, por su parte, debe tener en cuenta que clase de sonido desea a la hora de elegir la caña y también su grado de experiencia. Generalmente los fabricantes dividen las cañas del 1 al 5, siendo el 1 la clase de caña más suave y el 5 la más fuerte. Para el principiante está bien elegir entre 2, 2 y medio o 3, pero hay que tener en cuenta que la suavidad o dureza de las cañas no siempre se corresponden entre las diferentes marcas.  

   Hay que tener claro que con una caña suave nos será más fácil emitir el sonido, pero este también será más fácil que sufra variaciones de tono y costará más emitir las notas agudas. El uso prolongado de una caña también la va reblandeciendo. Los instrumentistas experimentados a veces cortan el borde de la caña con un cortacañas para que el sonido recupere plenitud. 

   Con una caña dura la emisión es más costosa y las notas graves son más difíciles de tocar con suavidad, pero el sonido es más lleno y el registro agudo es más fácil de alcanzar. En este caso también los músicos más veteranos a veces raspan la caña cuando desean un sonido más blando.

   En cualquier caso la marca y el tipo de caña que elijamos no nos garantiza que nos vaya a servir. A veces hay que probar varias hasta dar con la adecuada. Las que tengan alguna rotura u otro desperfecto se pueden deshechar. Aquellas que estén verdes se pueden guardar porque es posible que al cabo de meses funcionen. Lo importante es tener siempre cañas en condiciones por si se necesita cambiar la que estamos usando. Una buena caña es fundamental para conseguir sacar el mejor sonido al instrumento.   

     

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