viernes, 7 de noviembre de 2014

Breve historia del saxofón

   La creación del saxofón se debe a Adolphe Sax, un judío belga que pertenecía a una tradicional familia de fabricantes de instrumentos musicales. Patentó el saxofón en 1846 y unos años más tarde ya era profesor de este instrumento en el Conservatorio de París. Sax ya había inventado anteriormente otros instrumentos como el saxhorn, instrumento de viento metal emparentado con la tuba y el bombardino.

   Aunque es de metal, el saxofón pertenece a la familia de los instrumentos de viento madera. Esto se debe a que en su construcción combina una boquilla parecida a la del clarinete, con caña simple,  y un cuerpo cónico de oboe con un interesante mecanismo de llaves de flauta moderna, introducido por Boehm en 1847.
   Existen saxofones en siete tamaños: sopranino, soprano, alto, tenor, barítono, bajo y contrabajo.
   El sopranino, el alto, el barítono y el contrabajo están afinados en mi bemol, mientras que el soprano, el tenor y el bajo lo están en si bemol.
   La mayor parte de los saxofones tienen forma curva, excepto el sopranino que siempre es recto. En el soprano encontramos modelos tanto de un tipo como del otro.
   El saxofón apareció por primera vez en una orquesta en 1844. A principios del siglo XX algunos compositores escribieron obras para saxofón y orquesta. Este fue el caso de Claude Debussy con su Rapsodia, o de Vector Villa Lobos con su Fantasía para Saxofón Soprano y Orquesta.
   El saxofón, muy utilizado en bandas de música, también se tornó muy popular particularmente en Estados Unidos, gracias al desarrollo del jazz y a notables saxofonistas de este género como John Coltrane, Brandford Marsalis o Paul Desmond, entre otros.
 

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