miércoles, 17 de junio de 2015

Tipos de zapatillas para saxofón

   Este artículo, que será seguido por otro dedicado a las zapatillas del clarinete, estará centrado en los diferentes tipos de zapatillas para saxofón que existen, tanto por su forma como por los materiales que las componen. La zapatilla es un elemento básico de este tipo de instrumentos, pues su función es la de cerrar los oídos impidiendo que el aire escape. Por eso es muy importante que se encuentren en buen estado si queremos que el saxofón suene como es debido. Incluso se acepta generalmente que según el tipo de zapatillas que tenga nuestro saxofón, el sonido variará, pudiendo tener un matiz más brillante, más  oscuro, más directo o más dulce, en función del enzapatillado que hayamos escogido. 

   En primer lugar tendremos en cuenta que una zapatilla de saxofón consta de cuatro partes: un trozo de cartón redondeado, situado en la parte posterior y que le da firmeza al conjunto; una almohadilla de fieltro para darle espesor y mayor o menos suavidad; un trozo de piel forrando la almohadilla (a la que protege de la humedad) situado en la parte exterior; y por último un resonador metálico o de plástico en el centro, sobre la capa de piel.

   Las zapatillas son siempre circulares y de diferentes tamaños. Obviamente la parte exterior de la zapatilla es la más susceptible de sufrir deterioros que causen problemas a la hora de tocar el instrumento. Así pues, nos encontramos con distintos tipos según el material que recubre la almohadilla. La clasificación en este sentido es la siguiente:

   -Piel de vaca: son las más utilizadas, tienen un color bronceado, producen un sonido muy puro y       repelen bien la humedad.

   -Piel de cabra ,de oveja o de cordero: Las tres tienen unas características muy similares. A pesar de su buena calidad, son poco utilizadas en el saxofón debido a que la suavidad de su textura no las         hace muy aconsejables para los oídos metálicos del saxofón. Es más utilizada en los clarinetes.

   -Piel de canguro: Estas son muy demandadas desde hace unos años, ya que es un tipo de piel ligera y muy resistente. Aunque no repelen la humedad tanto como las de vaca, su dureza hace que a la         hora de sellar los oídos se necesite menos presión sobre las llaves.

   -De origen metálico: Su superficie se encuentra recubierta por una fina capa de oro o plata, por lo   que no absorven la humedad y además son suaves y muy silenciosas, siendo zapatillas de larga           duración.



   Pasaremos ahora a la clasificación del otro elemento exterior que conforma la zapatilla: el resonador. Suele estar en las zapatillas de mayor tamaño y su función es la de sujetar la piel para que se mantenga tersa y así evitar que se produzcan vibraciones Aquí también nos encontramos distintos tipos atendiendo a dos variantes: material y forma.

   Por el material encontramos dos tipos:

  -Resonador metálico: es el preferido por los profesionales, pues se piensa que al ser del mismo material que el tubo, la reflexión del sonido será más homogénea, aunque en esto no hay consenso y hay quien defiende que su influencia en el sonido no es decisiva. Lo que si que parece claro es que producen un sonido más brillante, al menos los de latón. Los de oro, a esa cualidad añaden la de la calidez del sonido, mientras que los de plata producen un sonido más oscurecido. 

   -Resonador de plástico: se han considerado tradicionalmente como de menor calidad, aunque tampoco en esto hay consenso. Proporcionan un sonido más oscuro que el resonador metálico y además tienen la ventaja de no oxidarse.



   Finalmente, por la forma del resonador tenemos algunas variantes. Los resonadores de plástico son todos convexos y sin remache, generalmente marrones (también los hay negros). Los metálicos tienen muchas variantes: convexos sin remache, convexos con remache, planos con remache y estrellados, Estos últimos son la novedad y cada vez están más cotizados, pues proyectan el sonido en múltiples direcciones y con distintos brillos según el material empleado: latón, aluminio, oro, plata o cobre).     

viernes, 29 de mayo de 2015

Los hermanos pequeños del clarinete y la flauta

   En este blog ya existe una entrada sobre el hermano pequeño de la familia de los saxofones: el saxofón soprano (aunque existe uno todavía más pequeño, el sopranino, pero es muy poco utilizado). Hoy hablaremos sobre dos instrumentos que han pasado en los últimos días por el taller y que, en este caso, son los hermanos menores de la flauta y del clarinete. Me refiero al flautín y al clarinete requinto, respectivamente.

   

      Este clarinete requinto pasó por aquí para el cambio de 4 o 5 zapatillas. Este clarinete tiene, al igual que sucede con el saxofón soprano, un hermano todavía más pequeño: el clarinete sopranino, Pero este último apenas es utilizado. Así que exceptuando al sopranino, el clarinete requinto es el más pequeño de la familia de los clarinetes y por lo tanto el que tiene un sonido más agudo y estridente de todos ellos. Se encuentra afinado en Mi bemol y por lo tanto una cuarta por encima del clarinete soprano en Si bemol. Es un instrumento transpositor, es decir, su sonido real es diferente al escrito debido a su registro tan agudo. El requinto ha sido rara vez utilizado en las orquestas sinfónicas, pero si que suele estar presente en las bandas de música. También tiene gran importancia en el folclore de Cantabria, donde es conocido como "pitu montañés".

   En el caso del flautín si que estamos ante el más pequeño de los instrumentos de la familia de las flautas. Pero no solo de las flautas; en realidad estamos prácticamente ante el instrumento más pequeño de la gran familia de todos los instrumentos de viento. El flautín suele estar afinado en la tonalidad de Do y una octava más alto que la flauta travesera. Al igual que el requinto se trata de un instrumento transpositor (las notas se escriben una octava más baja que su sonido real). Físicamente es similar a la flauta travesera, pero encontramos modelos de tres tipos: todo de madera, todo de metal o con cuerpo de madera y cabeza de metal (como es el caso del instrumento que está en el taller). Su sonido es brillante y a veces estridente. En algunas composiciones orquestales el flautín sobresale sobre toda una sección de metales, realizando el contrapunto.


   Aquí vemos el flautín que había que reparar, ya que necesitaba unos ajustes que, para un instrumento tan pequeño, requieren de una precisión milimétrica. Se encuentra junto a una hermana mayor, que también necesitaba de ajustes, y que además es un poco más alargada que la mayoría de las flautas traveseras comunes, pues es de las llamadas de pie en Si, que quiere decir que en el pie de la flauta tiene cuatro llaves, lo que le hace alcanzar en el registro grave la nota Si, frente a la mayoría que suelen llegar hasta el Do.

jueves, 7 de mayo de 2015

Las cañas del instrumento

   La caña es un accesorio imprescindible en la mayoría de los instrumentos de viento madera (exceptuando la flauta). Las hay simples, como la del clarinete y el saxofón, y dobles, como las usadas por el oboe, el fagot y el corno inglés. A principios del siglo XX los músicos se fabricaban sus propias cañas, lo cual era un trabajo muy laborioso. Con la aparición de la fabricación masiva desapareció esta preocupación, aunque todavía hay músicos que tienen el gusto de fabricarse sus propias cañas. Hoy en día también están en el mercado cañas fabricadas con materiales sintéticos, que son muy duraderas, pero que también producen un sonido más áspero. Son ideales para tocar en la calle con bandas o charangas.



   Centrándonos en la caña tradicional, el fabricante se preocupa por su producto desde la siembra de la caña, pasando después por el control de plagas, el corte, el almacenamiento y la propia fabricación. El músico, por su parte, debe tener en cuenta que clase de sonido desea a la hora de elegir la caña y también su grado de experiencia. Generalmente los fabricantes dividen las cañas del 1 al 5, siendo el 1 la clase de caña más suave y el 5 la más fuerte. Para el principiante está bien elegir entre 2, 2 y medio o 3, pero hay que tener en cuenta que la suavidad o dureza de las cañas no siempre se corresponden entre las diferentes marcas.  

   Hay que tener claro que con una caña suave nos será más fácil emitir el sonido, pero este también será más fácil que sufra variaciones de tono y costará más emitir las notas agudas. El uso prolongado de una caña también la va reblandeciendo. Los instrumentistas experimentados a veces cortan el borde de la caña con un cortacañas para que el sonido recupere plenitud. 

   Con una caña dura la emisión es más costosa y las notas graves son más difíciles de tocar con suavidad, pero el sonido es más lleno y el registro agudo es más fácil de alcanzar. En este caso también los músicos más veteranos a veces raspan la caña cuando desean un sonido más blando.

   En cualquier caso la marca y el tipo de caña que elijamos no nos garantiza que nos vaya a servir. A veces hay que probar varias hasta dar con la adecuada. Las que tengan alguna rotura u otro desperfecto se pueden deshechar. Aquellas que estén verdes se pueden guardar porque es posible que al cabo de meses funcionen. Lo importante es tener siempre cañas en condiciones por si se necesita cambiar la que estamos usando. Una buena caña es fundamental para conseguir sacar el mejor sonido al instrumento.   

     

miércoles, 22 de abril de 2015

El clarinete bajo

   Es el segundo en tamaño de la familia del clarinete, tras el clarinete contrabajo. Fue desarrollado a finales del siglo XVIII y ya en 1836 el compositor Meyerbeer lo introdujo en su ópera "Los Hugonotes". Desde entonces muchos compositores lo empezaron a incluir en sus obras, especialmente Wagner y Verdi. También desde aquella época se extendió su uso en bandas de música. Junto a otros instrumentos bajos suele proporcionar la base musical del conjunto, aunque en numerosas composiciones también aparecen solos de clarinete bajo.

   Este instrumento está en el mismo tono que el clarinete soprano, es decir en Si bemol, pero suena una octava más bajo. Este instrumento en concreto desciende hasta el Mi bemol grave, pero otros modelos llegan al Do grave. Su sonido es poderoso pero al mismo tiempo suave y profundo, por lo que a veces se ha definido como "terciopelo oscuro". Por esa cualidad el clarinete bajo ha sido y es muy utilizado en la música de cine, especialmente en aquellas escenas en que se quiere aumentar la emoción o el suspense.



    El clarinete bajo suele requerir de ajustes con cierta frecuencia, pues su mecanismo es delicado y se desajusta con cierta facilidad. En este caso llegó al taller un Yamaha que no sonaba, porque además de presentar un problema de desajuste notable, tenía de tal manera dobladas las llaves del Mi y del Fa graves que era imposible tocar esas notas, ya que las zapatillas no cerraban. Una vez corregidas esas llaves y ajustado todo el mecanismo el instrumento volvió a su ser original. En cualquier caso en este tipo de instrumentos las operaciones de montaje y desmontaje suelen ser causa de estos problemas, por lo que siempre es recomendable que se realicen con el máximo cuidado a fin de evitar males como el que tenía este clarinete bajo.

miércoles, 1 de abril de 2015

Clarinet Fest 2015 en Madrid

Clarinet Fest es el encuentro global más importante que se celebra sobre el mundo del clarinete, con conciertos, charlas, stands, nuevos materiales, etc. Este año le ha tocado a Madrid el honor de acoger esta cita ineludible para el clarinetista (el año pasado fue en Baton Rouge, Estados Unidos). Este congreso lo organiza la Asociación para el estudio y el desarrollo del clarinete (ADEC) en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y tendrá lugar del 22 al 26 de Julio, en el centro cultural Conde Duque. El festival se centrará en la figura de Antonio Romero, una de las figuras más importantes del clarinete en el siglo XIX. 

Para más información os dejo este enlace de ADEC:

http://adec-clarinete.com/index.php


miércoles, 18 de marzo de 2015

Saxofón calibrado

   En Madrid abundan los saxofonistas rumanos: los ves tocando en cualquier calle del centro, en el metro o en el Parque del Retiro, solos o en conjunto. Muchos se reunen en grandes grupos para tocar en la calle o en la casa de alguno de ellos. Rumanía, la zona de los Balcanes en general, es una tierra de gentes muy musicales.

   Hace pocos días llegó uno de estos músicos con su saxofón alto, un Yamaha Yas-62. Quería que disminuyese la distancia que hay entre las zapatillas y las chimeneas, ya que notaba una desafinación que no podía corregir con la embocadura ni desplazando la boquilla por el corcho del tudel. Le dije que en realidad no existe una distancia de abertura estándar (es frecuente que cambie de un modelo a otro) y que variarla podía influir mucho en la afinación del instrumento, pero realmente se veía a simple vista que esa abertura era desproporcionada. Aquí se puede observar la diferencia de abertura entre el Fa (todavía sin calibrar) y el Mi y el Re (ya calibrados):


   Como existen tablas sobre las distancias adecuadas para cada modelo de saxofón, generalmente en inglés, se pudo comprobar que verdaderamente este saxofón excedía en unos milímetros la abertura propia del modelo Yamaha Yas-62 en las llaves principales del instrumento. El motivo es desconocido, pero así era. De modo que todas fueron comprobadas una por una y calibradas en su justa medida.


      La abertura debe ser la adecuada. Si la distancia es excesiva desafinará; si es muy corta no solo desafinará, sino que el sonido saldrá apagado, sin alma. Una vez calibrado, ajustado y comprobado el perfecto cierre de todas las zapatillas, el saxofón quedó listo para sonar sin problemas de afinación provocados por cuestiones mecánicas.