Las bandas de música, entendidas como agrupaciones de músicos que tocan
instrumentos de viento y de percusión, son casi tan antiguas como la propia
música. En las antiguas civilizaciones (Egipto, Mesopotamia, China, etc.) surgieron
las primeras bandas asociadas a los ejércitos. El episodio bíblico de la conquista
de Jericó, pese a su más que dudosa veracidad histórica, podría servirnos de
ejemplo. Las murallas de la ciudad asediada se derrumban cuando al séptimo día
los sacerdotes del Arca de la Alianza hacen sonar sus trompetas de cuerno de
cordero.
Los antiguos romanos fueron quienes nos dejaron más documentación sobre
las bandas de música. Gracias a esos documentos se sabe que aquellas bandas
contaban con una reducida cantidad de músicos y con una escasa variedad de
instrumentos. Sus instrumentos principales eran de tres tipos: la tuba (que no
era como la actual, sino que consistía en una trompeta de tubo recto), la
corneta y la bocina. Iniciaban las batallas haciendo sonar sus instrumentos.
Cada instrumento tenía también su propia función. La tuba llamaba a los
soldados al combate o a la retirada; el toque de corneta servía para hacer
indicaciones a los portadores de los estandartes, mientras que en época
imperial la bocina quedo reservada para anunciar la presencia del emperador o
la ejecución de la pena capital para un legionario.
En la época medieval aquellas primitivas bandas de música se
diversificaron según su finalidad y se agregaron nuevos instrumentos (flautas, sacabuches,
clarines, gaitas, chirimías…). Aunque la Iglesia solo aceptaba en sus ceremonias
la música cantada y se resistió durante mucho tiempo a aceptar los instrumentos
de viento (que consideraba asociados a los elementos más inmorales de la
sociedad), poco a poco fue contratando los servicios de bandas de música para
procesiones e incluso para coronaciones papales.
Con el desarrollo de las ciudades a partir del siglo XII y el
establecimiento en ellas de los juglares (hasta entonces itinerantes por las
cortes y aldeas) fueron surgiendo lo que podríamos llamar bandas de música de
carácter cívico, dedicadas a tocar en eventos que iban desde bailes o fiestas
populares hasta desfiles de prisioneros o de prostitutas a quienes iban
azotando por las calles. Florencia tenía una banda de música que era pagada
regularmente y a cuyos músicos ya se les exigía tener uniformes tanto de verano
como de invierno.
La función militar de las bandas de música siguió presente y en esa
época los europeos quedaron fascinados con los instrumentos y los sonidos
exóticos de las bandas de música sarracenas que descubrieron tanto en las
Cruzadas como en la Reconquista. Especial atención les causaron los
instrumentos de percusión tales como tambores, timbales, bombos y triángulos,
que pronto fueron incorporados a las bandas de toda Europa.
El
Renacimiento -con el auge de la polifonía, los primeros métodos de enseñanza
para tocar instrumentos y la música
escrita con fines instrumentales por compositores- supondrá una revolución en el terreno musical
que afectará a las bandas de música de manera crucial. Pero esto ya forma parte
de otra etapa que sobrepasa el objeto de este artículo.