Aunque lo más habitual cuando se golpea accidentalmente un clarinete es que alguna o algunas de sus llaves se doblen, a veces puede ocurrir que una de ellas se quiebre. Y por supuesto lo hará por la parte más frágil de la pieza. Esto es lo que le ocurrió a este clarinete que entró en el taller con la llave 6 partida por la mitad.
En estos casos, obviamente, las únicas soluciones son pedir a la casa una llave nueva similar (lo cual es costoso y se suele demorar mucho en el tiempo) o bien soldar la pieza. En este caso se recurrió a la soldadura, que se debe hacer con gran precisión y lo más limpia posible para que no interfiera en el funcionamiento del mecanismo. La llave debe de quedar prácticamente igual que antes de romperse.
La precisión y la medida en este tipo de trabajos deben ser absolutas, porque hay que tener en cuenta que la zapatilla ha de tapar el orificio exactamente igual que lo hacía antes, por lo que la más pequeña desviación daría lugar a que no cerrase bien y el instrumento no sonase como es debido.
Una vez soldada se colocó la llave en su lugar y se comprobó que hacía su función correctamente, volviendo el clarinete a funcionar perfectamente.
¿La llave era de latón? Porque si era calamina, dudo que pudieses soldarla. Un saludo
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