¿Por qué un día empiezo a tocar el clarinete y compruebo que al abrir la llave de la octava no cambia de registro? ¿Que ha sucedido? Este es uno de los problemas relativamente frecuentes al que se puede enfrentar cualquier clarinetista en alguna ocasión. Aunque la llave funciona correctamente, comprobamos que el instrumento no cambia al registro agudo. Pues bien, calma: no es que nos estemos volviendo locos, ni que ese día estemos más torpes de lo normal, ni que el instrumento se haya estropeado sin solución. Se trata sencillamente de un problema de suciedad acumulada.
En ocasiones, generalmente con el paso de los años, aunque limpiemos el clarinete habitualmente, puede ocurrir que se acumule suciedad en los agujeros de tono del clarinete. Y precisamente uno de los agujeros en los que más se acumula esta suciedad es el de la llave de la octava, debido a su cercanía a la boquilla y a su pequeño diámetro. Al obstruirse, el aire no sale, provocando el efecto de que la llave de la octava está cerrada. De ahí que no podamos cambiar al registro agudo. La solución está, obviamente, en limpiar el orificio.
Este mismo problema se puede dar en el resto de los agujeros de tono del clarinete, pero al tener un mayor diámetro que el de la octava, la obstrucción no suele ser total. Por ejemplo, ocurre con frecuencia en los agujeros del La y del Sol sostenido medios. Cuando estos agujeros se obstruyen, aunque sea parcialmente, comprobaremos que estas notas suenan como sofocadas o sordas; y también nos cercioraremos de que el Si bemol medio suena todavía más apagado de lo que es habitual (el si bemol medio presenta esa sonoridad debido a un problema de diseño del instrumento). De nuevo, cuando esto ocurra, nos encontraremos ante un problema de suciedad que obstruye los agujeros. Y la solución será, también en este caso, limpiarlos. Ni más ni menos que eso.